lunes, 2 de mayo de 2011

Muerto el perro... ¿se acabó la rabia?

El anuncio de la muerte de Osama bin Laden a manos de un operativo especial de los Navy SEALS y la CIA es un triunfo para los servicios de inteligencia de Estados Unidos que por más de diez años han intentado capturar a este terrorista. Aunque la mayoría de la gente vincula a bin Laden con los atentados del 9/11 por haber sido el autor intelectual, lo cierto es que desde agosto de 1998 había organizado los bombazos simultáneos a las embajadas de Estados Unidos en Kenya y Tanzania. Desgraciadamente, esa vez el Congreso retiró la autorización para que el Presidente Clinton pudiera continuar sus operaciones para capturar a bin Laden, con la trágica consecuencia del 9/11 y la guerra global contra el terrorismo que cambió la política exterior estadounidense.
Los deudos de las víctimas tendrán una ocasión más para rememorar su pérdida, pero también una oportunidad de cerrar el círculo y buscar la paz para cerrar su duelo. En esa suerte de justicia divina que es la ley del Talión, "ojo por ojo, diente por diente", finalmente habrán conseguido algo que desearon el 9/11.
Sin embargo, el odio y el terror están lejos de terminar. Las actividades de Osama bin Laden consiguieron crear una red de células terroristas que demostraron en sus primeros años una capacidad para asestar golpes sorpresivos y matar civiles indiscriminadamente. Aunque algunos de estos terroristas han sido capturados o asesinados, otros siguen vivos y libres para seguir atentando contra quienes representan una razón para odiar.
Con los atentados del 9/11, Osama Bin Laden provocó un cambio en la política exterior de Estados Unidos,
Si bien es cierto que el terrorismo no se termina con la muerte de Osama bin Laden,
esperemos que el Presidente Barack Obama pueda realizar un nuevo giro en su política exterior para desenganchar las actividades de este país de un enfoque 100% militarizado y enfocado a la seguridad nacional que ha costado tantas vidas y que ha provocado dos guerras aún sin terminar.

miércoles, 21 de enero de 2009

Nuevo blog sobre la Presidencia de Barack Obama

Como parte de nuestros nuevos proyectos, inauguramos un blog sobre la Presidencia de Barack Obama. Aquí comentaremos sus principales acciones y analizaremos las repercusiones que tendrán para México y América Latina.

http://lapresidenciadeobama.blogspot.com/

¡Bienvenidos a la presidencia de Obama!

Gabriela De la Paz

domingo, 23 de noviembre de 2008

Receso

A partir de hoy este blog entra en un receso. Volveremos EN ENERO DE 2009 con nuevas ideas de cara a la futura Administración Obama y el destino de Norteamérica. Agradecemos mucho su atención y esperamos que nuestros próximos proyectos sean de su interés.

¡Hasta pronto!

Gabriela De la Paz

miércoles, 19 de noviembre de 2008

¿Hillary Clinton para Secretaria de Estado?

En Estados Unidos normalmente no se conoce quienes ocuparán los cargos más importantes de la Administración siguiente antes del 20 de enero. Hay rumores, como es natural, pero nada que se confirme abiertamente, por respeto al Gabinete en funciones. Este año, la excepción se justifica porque "la crisis" obliga a que el actual Presidente y su equipo ponga en antecedentes lo antes posible al Presidente electo y su gente. En este sentido, Obama ha creado un equipo de transición, que, al estar compuesto de muchos funcionarios que trabajaron para la Casa Blanca de Bill Clinton, se especula que podrían repetir el cargo. Especialmente, Larry Summers, que estuviera en el Departamento del Tesoro. Hoy ha trascendido que Eric H. Holder, un antiguo Clintonita, sería nominado por Obama para ocupar el puesto de Fiscal General (sería el primer afro-americano en este cargo).

Pero lo que más ruido ha causado es que Obama se ha reunido con sus dos ex-rivales: John McCain y Hillary Clinton. Con McCain probablemente se llegó a algún acuerdo que permita mostrar que los dos son verdaderos políticos bipartidistas. Con Clinton se habla de que le habría ofrecido ser su próxima Secretaria de Estado. Esto se puede ver como una buena idea, que también podría enmendar lazos al interior del Partido Demócrata. Hillary es bien vista fuera de Estados Unidos y ofrecería lo mejor de ambas presidencias en beneficio de su país. Además, es una mujer muy disciplinada, que sin duda pondría orden en el Departamento de Estado.

El problema sería que Joe Biden tiene experiencia en política exterior y querría tener una voz en el tema. Lo mismo ocurriría con la persona que ocupe el puesto de Asesor de Seguridad Nacional. Ahí habría un conflicto de intereses que en el pasado, es decir, en la Presidencia de Carter, (cuando el VP no se ha involucrado) ha costado muchos errores. Por otro lado, Barack y Hillary no son buenos amigos, por lo que ella tendría que relacionarse con él a través de los canales tradicionales de la burocracia de la Casa Blanca, por lo que al exterior ella perdería poder de negociación. Un interlocutor externo no sabría hasta dónde habla con ella y hasta dónde habla con el Presidente a través de ella.

También está el problema de Hillary Clinton misma. Su carrera en el Senado podría ser más larga y más fructífera que como Secretaria de Estado. Podría tener mucha exposición pública, podría refrendar lo que ha conseguido hasta ahora como una senadora efectiva, con buenas relaciones a ambos lados del pasillo y alguien que podría heredar el liderazgo de Ted Kennedy en unos años más. Continuando como senadora puede aspirar a la presidencia en 2012 ó 2016, pero no sería el mismo caso si se lanzara desde el Departamento de Estado, como no ocurre desde el siglo XIX. Por otro lado, está el tema de Bill Clinton, su fundación privada y los lazos que tiene con compañías y gobiernos extranjeros. Aquí hay un conflicto de intereses demasiado gordo como para que la gente de Obama cierre los ojos para ver que Bill Clinton sería un problema. Aunque el Wall Street Journal ha dicho que el ex Presidente piensa colaborar con Obama y no obstaculizar la carrera de su esposa, lo cierto es que Hillary Clinton como Secretaria de Estado podría no ser una idea tan buena como parece en un principio. Pero es una decisión de la que nos enteraremos en los próximos días.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Altas expectativas

Desde 1933 no ha habido un momento más difícil en la historia de Estados Unidos. Y ser Presidente en estos momentos es como sacarse la rifa del tigre. Con los mercados inmobiliario y de valores en mal estado, el Medicare, dos guerras en el exterior y una recesión mundial en puertas, entre otros problemas, parecería que no es el momento ideal para llegar a la Casa Blanca. Pero los americanos han elegido a un líder que los ha inspirado a un cambio, que se espera que sea en las políticas de la Administración Bush que tanto le han costado a este país. Barack Obama llega al poder con un buen capital político ganado por su excelente campaña, su mensaje sobre el cambio y por el optimismo que está generando que sea el primer presidente afro-americano. Es, en muchos sentidos, una vuelta al pasado, a los años en que John F. Kennedy provocó optimismo y atracción en millones de personas.

Pero los retos que enfrenta Obama son superiores a los que tuvo Kennedy, con todo y la Crisis de los Misiles. Nada en la historia personal del senador de Illinois lo ha preparado para esto y él lo sabe, así que se ha rodeado de gente con experiencia. Muchos de ellos fueron figuras prominentes en el Gabinete de Bill Clinton y los últimos rumores incluso hablan de pláticas entre Obama y Hillary Clinton para ofrecerle el puesto de Secretaria de Estado.

También las recientes encuestas muestran un gran apoyo y entusiasmo por la presidencia de Barack Obama. Su índice de aprobación como presidente electo es del 68%, superando el 60% de Clinton en 1992. Esto es, que cuenta con el respaldo de la gente, por lo que ante cualquier estorbo en el Congreso puede aplicar la técnica de "going public". Este amplio apoyo le servirá mucho para los enormes retos que le esperan porque las expectativas que su presidencia ha generado son muy altas y el costo de decepcionar a la gente son todavía mayores. Además, Estados Unidos no se puede dar el lujo de fracasar a estas alturas.

viernes, 7 de noviembre de 2008

¿Qué le espera a México con la presidencia de Barack Obama?

Después de ocho años de gobierno republicano, nos toca ver un reajuste de las piezas en Washington. Aunque el análisis estaría completo con los nombres de quienes ocupen las posiciones más importantes en el gabinete de Barack Obama, tenemos que considerar que manejar una campaña no es lo mismo que gobernar (y para gobernar hay que dejar de hacer campaña).

Es decir, no todo debe ser optimismo pese a lo histórico de esta elección y la extraordinaria habilidad de Obama para los discursos. Que no se nos olvide que sus promesas no fueron hechas para los mexicanos sino para los estadounidenses, como la de los empleos y el libre comercio. Ésas son malas noticias para nosotros. Previo a las primarias de Ohio y Texas, Obama aseguró que buscaría que más fuentes de trabajo se quedaran en Estados Unidos y habló en contra de una renegociación del TLCAN, dado que en 2010 es la última fase de la apertura y no hay un futuro claro sobre lo que pasará con este acuerdo. Tampoco podemos olvidar que, pese a que votó a favor de ratificar un acuerdo comercial entre Estados Unidos y Perú, no ratificó el de Colombia y se opone a darle más ayuda a ese país para combatir el tráfico de drogas. Eso es una pésima noticia. Barack Obama carece de la experiencia y el conocimiento sobre los temas de la frontera y de la relación con México. El nuestro es un país que no ha visitado y cuando tuvo la oportunidad de viajar al exterior para mostrarse como Comandante en Jefe, o Ejecutivo, voló a Europa y el Medio Oriente. Creo que eso debe ser suficiente para que nos quede claro por dónde irán sus prioridades. Por otro lado, durante su carrera política no ha tenido mucho qué ver con comunidades mexicanas, excepto la gran comunidad mexicana de Illinois, pero aún asi, el acercamiento fue con los que son méxico-americanos.

Sin embargo, podríamos esperar que unas fueron las cosas que dijo durante esa elección primaria y otras las que puede hacer. Como Presidente, sus acuerdos comerciales deben recibir el visto bueno del Congreso y la ratificación depende de esta institución, no de él, pero le corresponde ser el principal impulsor del proyecto. Que tenga mayoría demócrata no le va a ayudar mucho. Es decir, puede ser que los primeros días haya una luna de miel, pero es inevitable que se busque medir fuerzas con la otra rama del poder supremo estadounidense. Y la lealtad partidista tampoco está garantizada. En 1993, Bill Clinton tuvo como aliados a los republicanos en la lucha por la ratificación del TLCAN y tuvo que negociar arduamente con sus propios correligionarios. Y eso que la situación económica entonces era mucho mejor que la de ahora.

No obstante, Barack Obama ha dado pruebas de un liderazgo formidable. A pesar de su corta carrera política, supo cómo arreglárselas para hacer a un lado a viejos lobos de la lucha por los derechos civiles como Jesse Jackson y Al Sharpton. Simplemente eran gente que representaba una visión que se está quedando obsoleta. Obama tiene ahora un liderazgo que no tuvo Bill Clinton en su tiempo. Pero, al igual que John F. Kennedy (otro senador novato), cuenta con un viejo zorro del Senado: Joe Biden, Jr., así que lo conveniente aquí sería que recayera en Biden para negociar con el Senado y apoyarse fuertemente en Hillary Clinton y en John McCain, que puede convertirse en uno de sus mejores aliados de hoy en adelante, como pudimos apreciar en su magnífico discurso de concesión.


A México le conviene extender la mano y aprovechar el inicio de la gestión de Barack Obama para proponer un borrón y cuenta nueva. Pero no puede esperar más de Barack Obama de lo que han sido los últimos cuatro años de George W. Bush. El precedente es que Bill Clinton hizo su primera visita oficial a México hasta su segundo período presidencial. Estados Unidos no puede ignorar a México y México no puede vencer sus principales problemas sin la ayuda de Washington. Por la importancia de la crisis económica no se habló de la inmigración y de los problemas que el narcotráfico le plantea tanto a México como a Estados Unidos. Ésa es una realidad que tendrá que afrontar el nuevo Presidente y va a hacer mal si continúa la línea de Nancy Pelosi en recortarle los fondos a la ayuda con México. Ahí sí que me gustaría ver un cambio en el que pueda creer. ¡Sí se puede!

martes, 4 de noviembre de 2008

Una victoria histórica

La victoria de Barack Obama marca un importante cambio generacional en Estados Unidos, como ocurrió con Bill Clinton en 1992. No sólo por la edad (47 años) sino porque se deja atrás a la generación de Baby-boomers a la que pertenecen los padres de Obama, Bush y los Clinton. Que una minoría llegue al poder en Washington es un gran paso. Que haya negros o hispanos en cargos públicos en sectores de mayorías blancas no es nuevo. En este sentido, Obama sólo sigue una tendencia que empezó hace algunos años. Pero su triunfo es una señal de que algo muy grande ha cambiado en el movimiento de los derechos de los negros: Obama tiene una nueva actitud que ha logrado añadir a su causa a más blancos de lo que nunca pudo Jesse Jackson, quien ha tenido que dar un paso atrás y ceder la estafeta, como muestran los datos de su avance en el voto de hombres y mujeres blancos (5% más que Kerry en 2004).

Aún así, Obama perdió en el Deep South, donde los negros son mayoría y 2/3 de los evangélicos votaron a los republicanos. Es decir, pese al triunfo de Obama el racismo no ha muerto. Se ha dado un paso muy importante al elegir al primer presidente afroamericano, pero eso no termina con la desconfianza y la férrea oposición que enfrentan los demócratas en esta zona. Es increíble que ni siquiera después del desastre administrativo y humanitario que fue el manejo post-huracán Katrina, los demócratas no puedan ganar una elección presidencial en esta zona (aunque les va mejor en elecciones para gobernador, senadores, alcaldes y representantes).

Por otro lado, no hay que olvidar que ésta es una generación acostumbrada a la tecnología cambiante. Los celulares, Facebook, YouTube, la página de internet de Obama y Biden sirvieron para recaudar casi 600 millones de dólares, registrar votantes y apelar al voto, usando al máximo la forma de comunicación de hoy, una herramienta que sus adversarios no pudieron usar con la misma destreza y que los nuevos votantes manejan a la perfección. Por ejemplo, el sitio de Obama era más completo que el de McCain y la información se conseguía más fácilmente. Pero que Obama haya renunciado al uso de dinero público manda al traste la ley McCain-Feingold que trataba de impedir que las empresas, los lobbies y "los grandes intereses" controlaran la política electoral es un gran retroceso. Aunque se dijo que el dinero de la campaña de Obama provenía de los pequeños donantes, la BBC aseguró que en realidad ocurría lo contrario. Que Obama no haya usado financiamiento público también obliga a un cambio en las reglas electorales, aunque queda por ver cómo. La mayoría de los legisladores en ambas cámaras no saben usar bien el internet, así que sus auxiliares, jóvenes en su mayoría, serán los que dicten las reglas al respecto.

En relación a la economía, el colapso financiero obliga a renovar las reglas y los compromisos con las empresas y la clase media. La inspiración que genera el carisma de Obama debe dar paso a una aportación a la cultura americana y deje su marca en los próximos años, renovando al capitalismo como debió haberse hecho desde 1989. No es aventurado decir que cada crisis económica en el mundo desde esa fecha a la actualidad pedía a gritos una renovación de ideas y estándares, después de todo, que el comunismo fracasara en Europa no significaba que el capitalismo triunfara. El "triunfalismo" que Estados Unidos vive desde entonces tiene que llegar a su fin.

Este cambio no es sólo alternancia política. La presidencia de George W. Bush ha causado un enorme daño al país de tantas maneras que los peores pronósticos que se hicieron en 2001 han sido superados con creces y para revertirlos se necesita algo más que un presidente demócrata. El partido republicano tiene que analizar sus fallos y moverse hacia el centro. Tiene que aportar mejores ideas y hacer una campaña basada en ellas, no en ataques. McCain es un excelente senador, cuya trayectoria desapareció una vez que la crisis financiera se convirtió en un lastre que arrastró a su campaña a esta derrota. Que haya perdido esta noche no significa que su carrera haya terminado. Al igual que Hillary Clinton, tiene un futuro en el Senado, logrando acuerdos bipartidistas. Que los demócratas tengan mayoría en el Congreso no singifica un "final feliz" ni una luna de miel con Obama. Los que le ayudaron a ganar las elecciones primarias pueden empezar a cobrarse el favor a partir del 20 de enero.

Las expectativas que creó Obama son muy altas y eso es delicado porque la promesa de cambio se convierte en un reto que se pondrá a prueba en política exterior, economía y seguridad social muy pronto. Su derrota en el sur marca una frontera que tiene traspasar a base de buen gobierno. Que las mujeres no hayan llegado a la Presidencia o la Vicepresidencia en 2008 significa que hay una barrera muy fuerte que tiene que romperse. Ojalá que muy pronto y ojalá que con una excelente candidata.