martes, 8 de abril de 2008

La renuncia de Mark Penn

Hace unos días se anunció la "renuncia" de Mark Penn, el jefe de la campaña de Hillary Clinton. Penn había sustituido a Patti Solís Doyle en medio de rumores que sostenían la desesperación de la aspirante demócrata por enderezar el rumbo de su candidatura y poder arrebatarle a Barack Obama el liderazgo en el camino a la nominación demócrata.

Al margen de si Mark Penn renunció –voluntariamente o no- por ridiculizar o contradecir la posición oficial de Hillary Clinton en relación a los acuerdos de libre comercio que Estados Unidos ha firmado o está negociando, o porque no estaba dando los resultados esperados, lo que sí está claro es que Hillary ha hecho una campaña que aparentemente no ha analizado bien la situación actual de su país.

Hay que contrastar los problemas en que se encuentra ahora la candidatura de la senadora por Nueva York con la imagen previa a los caucus de Iowa en que parecía que nada evitaría que ella fuera la candidata del Partido Demócrata. Incluso desde 2003, encuesta tras encuesta la señalaba como la demócrata más popular y la que recaudaba más dinero. Claro, hasta que llegó Barack Obama y arrasó con algo más que su carisma.

Patti Solis Doyle renunció por los pésimos resultados del Super Martes, porque también se le acusó de no controlar bien las relaciones de Hillary Clinton con la prensa, porque se suponía que era tan cercana a Hillary y a Bill Clinton que les adivinaba el pensamiento, pero también porque era el cerebro tras la recaudación de fondos. Por los días en que ella renunció, se dio a conocer la noticia de que Hillary habìa puesto 5 millones de su bolsillo en su campaña. Ahora sabemos que le debe 2.5 -aproximadamente- a Mark Penn. O sea, que Penn tampoco corrigió los errores de Solís Doyle, y encima, si bien logró salvar la cara en Texas y Ohio, no supo aprovechar la crisis del Reverendo Wright que tuvo Barack (que ni siquiera llegó a crisis). En síntesis, que ni Solís Doyle ni Penn armaron una estrategia capaz de poner a Hillary Clinton en el primer lugar de intención de votos, ni fueron capaces de que los superdelegados se fueran de su lado (a lo mejor eso no era humanamente posible), pero lo que sí es cierto es que demuestra un descontrol y una desorganización tal que deberían echar por tierra esas ideas de Hillary Clinton como una "control freak". Ojalá que no sea demasiado tarde. Hillary ha hecho una buena campaña, es una excelente senadora y tiene mucho que aportar a su país, lástima que haya tantos huecos en su equipo y que no hayan podido anticipar, o responder adecuadamente, a los retos -fuera de los libros de texto- que impone un adversario como Barack Obama.