viernes, 24 de octubre de 2008

Las otras campañas: senadores y representantes

La campaña por la Casa Blanca parece ser la más importante. No es sólo por lo cerrado que fueron las elecciones primarias y ésta, sino porque en los úlimos años se ha concentrado mucho poder en manos del Presidente. Pero no es la única. Están las carreras por el Congreso y las de los gobernadores (de las que hablaremos próximamente):

Un tercio del Senado se renueva cada dos años. Esta vez hay 39 demócratas y 26 republicanos que no están buscando la reelección. Pero hay otros 12 demócratas que seguramente se reeligirán, contra 4 que tienen algún riesgo de perder el escaño y 4 estados donde puede ganar cualquier partido. Las cifras para los republicanos son: 11 reelecciones prácticamente aseguradas y 4 que podrían perder. Aquí resaltamos que en Carolina del Norte, la republicana Elizabeth Dole (esposa de Bob Dole, que perdió en 1996 contra Bill Clinton) podría perder su posición.

En el área de los representantes (donde todos buscan la reelección), de los 235 asientos que tienen los demócratas hay 220 que están seguros, contra 15 que están en riesgo. Por su parte, los republicanos tienen 155 escaños asegurados, 12 en riesgo y, en total, hay 29 lugares que van en un "empate" prácticamente. Un vistazo a un mapa de estas elecciones nos muestra que no hay demasiadas áreas rojas o azules, sino que el centro del país es un mosaico de rojos y azules. El resultado, dirían algunos, es "púrpura" y no el famoso mapa de "Jesusland".

Si los demócratas consiguen llegar a los 60 asientos en el Senado, estarían en capacidad de evitar la figura del "filibustero", que es cuando un político se levanta a dar un discurso en el Senado (toda iniciativa de ley requiere un discurso de alguien a favor y otro en contra), mismo que se puede prolongar por horas, que es una forma de boicotear una ley. Si logran esta mayoría, pueden pasar cualquier legislación, prácticamente sin problemas. Sin embargo, no podemos olvidar que en Estados Unidos los políticos no siguen las líneas partidistas tan fielmente como en México u otros países. Lo que cuenta es "el interés de la comunidad" a la que responde el/la funcionario/a y ése no necesriamente se alinea con el partido.

Para tener en cuenta, los estados donde las elecciones están más "calientes" (y que podrían perder los republicanos) son: Alaska, Carolina del Norte, Colorado, Georgia, Kentucky, Minnesota, Mississippi, New Hampshire, Nuevo México, Oregon y Virginia.

miércoles, 22 de octubre de 2008

"Put your money where your mouth is" o, a donde va el dinero, va el voto

El monto de las recaudaciones para la campaña es uno de los puntos claves para averiguar quién tiene más apoyo. En este caso, Barack Obama es una verdadera máquina de recaudación de donaciones. De acuerdo con la BBC, hasta el 30 de septiembre Obama había acumulado USD $621,984,627.00 contra USD $315,703,830 de McCain. En sólo este mes, se recibieron cerca de USD $150 millones.

El éxito de Obama con el dinero viene desde la intensa competencia que tuvo contra Hillary Clinton (recordemos que ella acabó poniendo más de 5 millones de dólares de su propio bolsillo), una de las razones por las cuales rompió su promesa de utilizar financiamiento público para su campaña. Al contrario, John McCain sí está usando dinero público, es en parte porque hace años él fue uno de los principales impulsores de la llamada Ley McCain-Feingold sobre el dinero de las campañas, donde se pone un tope de USD $84 millones que puede gastar en su campaña. Sin embargo, tanto el partido republicano como los PACS (comités de actividades políticas, por sus siglas en inglés), pueden recaudar y utilizar todo el dinero que quieran para publicidad en favor de su candidato. En este sentido, según la misma fuente, los republicanos han conseguido USD $309,818,561 contra los USD $191,568,662 de los demócratas (que, obviamente, están más relajados en ese sentido). Estas cantidades se pueden usar a favor de los candidatos presidenciales hasta un tope de USD $19 millones en el caso de McCain (por usar dinero público), pero el resto se puede utilizar para registrar votantes, etc.

Otra cosa que hay que notar es que la mayoría del dinero que han recibido ambos candidatos procede de grandes compañías, sin dejar de resaltar que las donaciones promedio de individuos son de alrededor de USD $200 ó menos para Obama. Gran parte de estos dólares se han obtenido en cenas de donantes, en las cuales el cubierto puede llegar a costar hasta USD $10,000. Como era de esperarse, Obama recibe poco dinero de las compañías de gas y petróleo, mientras que éstas le dan algo más de dinero a su contrincante, al igual que hacen las empresas de bienes y servicios y las aseguradoras. A Obama le llega dinero de las compañías de abogados, las de inversionistas y los del sector educativo. Los mayores donantes de ambos son los jubilados (dan un poco más para McCain), que también son los que votan más temprano el día de la elección y asisten prácticamente en masa. Es interesante notar que, salvo en casos como el apoyo de los educadores o los abogados, no hay gran diferencia entre lo que estos grupos reparten a los dos candidatos, lo que también es un augurio de lo cerrado que puede llegar a ser el resultado del 4 de noviembre.

lunes, 20 de octubre de 2008

El apoyo de Colin Powell

El domingo pasado el general Colin Powell expresó su apoyo a la candidatura de Obama, sacudiendo la campaña de John McCain y provocando que más gente se decante por el senador por Illinois.

La decisión de Powell no debió ser fácil. Seguramente había estado recibiendo presiones de parte de ambos bandos para que se declarara públicamente por su candidato. Después de todo, Colin Powell tiene una reputación de moderado que le precede. Es el héroe de la primera Guerra del Golfo y un soldado a toda prueba que siguió a su jefe a la segunda Guerra del Golfo, aún sabiendo que no había ADM, como intentó convencer al Consejo de Seguridad de la ONU.

Era bien conocido que Powell no respaldaba la intervención en Iraq, por lo que cometió el error de no haber renunciado al gabinete de George W. Bush en 2003. Sin embargo, decidió quedarse hasta el final del primer período para no dañar la causa de su Comandante en Jefe, aunque su reputación sí se vio afectada. Esta vez, Powell no cometió el mismo error. Quien pudiera haber sido un excelente vicepresidente (de cualquier presidente, republicano o demócrata), expresó preocupaciones que finalmente salen a la luz pública, pero que por meses han estado circulando sotto voce en Washington: John McCain se ha rodeado por los asesores neoconservadores de George W. Bush y su política exterior no sería muy diferente de la de Bush. Y aquí es donde vale la pena recordar que Powell luchó infructuosamente contra estos halcones desde el Departamento de Estado y perdió la batalla. Pero también es este sector neoconservador el que está moviendo al partido republicano más a la derecha en todo tipo de asuntos: desde la inclusión de los evangélicos hasta la selección de Sarah Palin como VP de McCain.

Dudo que la cuestión racial haya sido el factor predominante en la decisión de Powell. En sus palabras se advierte un cierto tono de decepción y hartazgo que empieza a ser común en los republicanos moderados. Powell no es el único, pero sí uno de los más destacados que se pasan al lado de Obama, intentando salvar su propia imagen y legado al mismo tiempo. Queriéndolo o no, las razones que aduce para apoyar a Obama dicen más de McCain (negativamente) que del mismo Obama. Las declaraciones de Powell sobre el conservadurismo de McCain establecen un vínculo innegable entre éste y Bush, por lo que para muchos, Powell llegó con la pala listo para enterrar la campaña de McCain.

Powell podría haberse quedado callado. Después de todo, faltan poco para el 4 de noviembre. Pero decidió salir a la luz pública para limpiar su legado, saldar cuentas con los republicanos y la Administración Bush y, ¿por qué no? enviar una velada solicitud de empleo a una Administración Obama que ve en el futuro (¿podría, una vez más, crear una estrategia para salir de una guerra en Iraq?). Aunque no lo parezca, en Washington no existe eso del "free lunch".