sábado, 12 de julio de 2008

¿Qué representa Jesse Jackson?

Hace casi un año, cuando Barack Obama anunció sus intenciones de competir por la candidatura demócrata, hubo muchas voces que dijeron que Barack no era "suficientemente negro" por el hecho de no provenir de esclavos. En realidad, que Obama sea un mulato no tiene mucho qué ver. Nadie dice que Halle Berry no sea suficientemente negra, ni se acuerdan que Lenny Kravitz es mitad judío, como muchos otros casos de artistas, académicos y científicos que han sobresalido por sus cualidades. Sin embargo, todos ellos, de "raza mixta" comparten que por lo menos uno de sus progenitores provenía de esos esclavos traídos de África. Al menos uno de sus padres o sus abuelos habían tenido que sufrir la terrible segregación racial. Pero Barack Obama no. Con una visión que está desprovista de este bagaje, a muchos les parecía que Obama no representaba esa parte de la identidad afroamericana (lo que sí ocurre con su esposa Michelle Robinson).

Bueno, pues una de las primeras voces que desacreditó a Obama fue precisamente Jesse Jackson. No obstante, el viejo político supo que era momento de callar ante la estrella naciente y apoyarla. Después de todo, Barack Obama ha logrado lo que él no pudo en 1984. El problema es que tampoco ha logrado influir en Obama. A diferencia de los otros candidatos a la presidencia, Obama no necesita a Jesse Jackson para tener el voto de los afroamericanos. Lo tiene por sí mismo. Por ello, las relaciones entre ambos son cordiales, pero distantes. El escándalo no puede ser más claro: Jesse Jackson criticó a Obama por "hablar con ellos por encima del hombro" (mi traducción. Literalmente dijo: "talking down to black people") con respecto a los padres ausentes. El padre de Obama lo abandonó como a los 2 años. Jesse Jackson ha abandonado a varios hijos.

El problema, además de ser el del político carismático que no se deja manipular frente al viejo zorro, es generacional. La generación de Obama quiere un nuevo presente y un nuevo futuro. Son hijos abandonados, son padres distintos a sus propios padres. Jesse Jackson representa el pasado, aún más de lo que Hillary Clinton representaba el pasado para los votantes demócratas. Está por demás decir quién tiene la batalla perdida.