viernes, 20 de junio de 2008

Obama y el financiamiento público

Según las reglas de la Comisión Federal Electoral de Estados Unidos, un candidato que acepta fondos públicos (que en este caso, serían $85 millones de dólares), no puede recibir fondos privados. Lo que se hace es que los donantes, que tampoco pueden exceder un límite de $2,300 dls. aproximadamente, si donan al candidato, es que le dan el dinero al partido o a los PACs (political active committee), que son organizaciones independientes que apoyan a un determinado partido o candidato. Al ser "indpendientes" tienen otras reglas y no necesariamente tienen que decir quiénes les han dado el dinero. O cuánto (aquí la gente puede donar millones, si quiere). A esto se le llama "soft money" y en los años anteriores la iniciativa de Feingold y el propio McCain (en 2002) consiguió que por lo menos los partidos no pudieran aceptar dinero de los PACs. Y es que el ciudadano de a pie tiene miedo de que los grandes corporativos o la gente de dinero controle a Washington (muy tarde, pensará usted).

Total, que Barack Obama ha recaudado una cantidad brutal de dinero en donaciones al perfeccionar la máquina de dolaritos que Howard Dean (hoy Presidente del Partido Demócrata) empezó en 2004. Y se dio cuenta que, si para abril de este año había recaudado cerca de $260 millones de dólares, pues $85 no le servirían de nada. El pobre McCain, que ha tenido que convencer a sus colegas de partido, ha recaudado poco menos de $100 millones de dólares, lo cual es rídículo si comparamos que Bush en una sola noche recaudó $25 USD millones con sus amigos petroleros de Texas en 2000.

Claro, Barack Obama no es tonto (y McCain tampoco), si se va por no recibir fondos públicos puede recibir los millones que quiera y no rinde cuentas a la FEC. El problema es que él había criticado públicamente, ya como Senador en Washington, a los políticos que optaban por las recaudaciones privadas, incluso lanzando esas palabras como un reto. Así que optar ahora por hacer algo que él critcó antes puede ser visto como oportunismo, lo pueden tachar de hipócrita y, lo que es una mala palabra, "flip-flop", es decir, una veleta. Para evitar esto, Obama ha dicho que no va a aceptar dinero de grandes corporaciones, millonarios o grupos de interés de los poderosos. El asunto es ver si podrá cumplir esta débil promesa y a ver cómo le responde John McCain. Lo triste, como lo puso el Washington Post, es que desperdició una gran oportunidad para demostrar que no es un político como los de costumbre y echó por tierra -en este punto- la idea del cambio. En inglés hay un dicho: "Put your money where your mouth is", o sea, "pon tu dinero donde está tu boca", para que respaldes con hecho$ tus palabras... pues ya saben por dónde va Barack Obama.

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