jueves, 6 de marzo de 2008

Cómo ganó Hillary

En el camino a la Casa Blanca, podemos decir que “esto no se acaba hasta que se acaba”. Y tanto para Hillary Clinton como para Barack Obama, el juego puede terminar, o no, en la Convención Nacional Demócrata de este año. En las elecciones para Presidente de Estados Unidos hay que ganar los 50 estados una vez, en las primarias, y una segunda vez, en las generales de noviembre. Ver, desde la superficie, que hasta antes del 4 de marzo Obama tenía 11 victorias consecutivas y un relativo número superior de delegados que Clinton, es quedarse con un escenario muy limitado. Hay que analizar qué tipo de elección hubo (caucus o primarias), la cantidad de delegados que aportan ahora, la cantidad de votos electorales que aportarán en la elección de noviembre (porque asumimos que eso implica que tienen el visto bueno de ese estado para noviembre), el perfil del votante (que no está garantizado una vez que se enfrenten al republicano que trae su propio perfil de votante), como los factores más importantes. También está el perfil de cada estado. Vermont, el estado de Washington, Washington, D.C., Oregon, Massachussets, son lo más liberal que hay en Estados Unidos. Para ellos, Hillary es muy conservadora y muy “mainstream”.

Algo que ayudó a Hillary es el tiempo transcurrido desde que Obama quedó como favorito y las contiendas del 4 de marzo. En ese lapso, todo lo que tenía que hacer Obama era sostenerse, pero también aguantar el escrutinio de los medios que Hillary azuzó con maestría: “los medios son incapaces de ser críticos con Obama”. Y los medios recogieron el reto. Esto fue mejor que acusarlos de ser más duros con ella (cosa que siguieron siendo). Pero así se esforzaron en hacer críticas a Obama y mostrar sus puntos débiles, con lo que los medios trabajaron a favor de Hillary Clinton y la gente pudo ver, desde una perspectiva seudo-imparcial, el lado flaco de Obama. Así logró que se disipara el “momentum” que Obama había alcanzado.

La victoria del 4 de marzo es enorme para Hillary Clinton. No sólo “está de regreso”, sino que sigue acumulando argumentos de peso para convencer a los superdelgados de que ella es la mejor opción para las elecciones de noviembre. Ganar en asambleas partidistas puede ser un argumento de que los votantes que razonan más las cosas son los que votan por Obama y aquí estaría trazando una línea entre los intelectuales y los que no lo son, alienando al votante obrero y de clase media que no ha podido alcanzar todavía. También, es donde participa menos gente y entonces se puede decir que es una minoría la que elige a Obama.

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