domingo, 13 de abril de 2008

Canibalismo demócrata

No es novedad que los demócratas tengan un proceso de elecciones primarias tan complicado y que esto sea con la supuesta finalidad de asegurar que el candidato que obtenga la nominación realmente represente a la mayoría de sus afiliados. Pero lo que tampoco es nuevo es que para lograr la nominación los aspirantes recurran a todo tipo de tácticas para descalificar a sus oponentes. Fue Al Gore, en las primarias de 1991, quien habló de la imoralidad de Bill Clinton, por ejemplo. Un vistazo a cualquier elección primaria nos arrojará un resultado similar.

Pero lo que estamos viendo ahora, con dos candidatos que van tan parejos en el número de delegados asignado, criticándose y señalando las debilidades del otro para quedarse a toda costa con la nominación van a acabar por debilitar la candidatura de quien sea nominado(a) en la convención nacional en Denver. Hillary Clinton ha hecho lo posible por subrayar la inexperiencia de Barack Obama, su elitismo, sus pocos rasgos de "americanidad", su desconocimiento de la política. Éste, por su parte, ha presentado a la senadora por Nueva York como una mujer ambiciosa, corrupta, que basa su experiencia en falacias derivadas de su papel como Primera Dama y que va a diviir al partido. Al final, no están más que haciendo la labor de desprestigio de los republicanos. Podemos suponer que en estas contiendas siempre había una especie de pacto entre caballeros de no criticarse más allá de una fina línea que les permitiera hacer las paces entre ellos para apoyar a la fórmula ganadora de candidatos a presidente y vicepresidente. Primero, porque el que tiene el mayor número de delegados suele escoger al que obtuvo el segundo puesto. Y luego, porque al momento de llegar la campaña nacional quien criticó al candidato oficial tendrá que hacer campaña por esa persona en su estado. No puedes tener credibilidad si la crítica fue tan dura que quemaste los puentes. En esta contienda se han quemado muchos puentes entre los demócratas. El último es el de Bill Richardson con los Clinton, pero aún es muy pronto para ver cuál es el desenlace de esto.

El punto es que ante las divisiones internas de los demócratas, quienes ganan son los republicanos. John McCain no era el favorito de la mayoría más conservadora, pero acabó imponiéndose a sus rivales. McCain ha tenido el tino de extender la mano y buscar aliados internos. No ha sido un proceso fácil y tampoco ha terminado, pero las críticas que se oyeron al interior de los republicanos, como la de Ann Coulter, diciendo que si quedaba McCain ella prefería hacer campaña por Hillary Clinton, ya se han bajado de tono. El silencio tal vez se deba a la elección de la persona que acompañará al senador por Arizona en la fórmula presidencial. Se busca alguien que pueda atraer los votos que se le han escapado hasta ahora. Algunos sugieren a un candidato negro, hispano o mujer. O alguien que cumpla con 2 de estos requisitos, como Condoleezza Rice (aunque ella dice que no aceptará). Está por verse. Lo cierto es que mientras la división entre Hillary y Barack lastima al partido demócrata, a nivel nacional las encuestas muestran que paulatinamente es John McCain el que está cerrando la brecha.

2 comentarios:

Tania dijo...

esto de quemar puentes, sienta mal precedente, no? o será que la gente no para a pensar en esas cosas y solo vota al que mejr marketing tiene?

C.E.N. dijo...

Entre otras cosas. Por eso es Bush y no Gore o Kerry el que está saliendo de la Presidencia. Pero aquí el problema también es la ambición y la necedad que exhiben Hillary Clinton y Barack Obama.