miércoles, 24 de septiembre de 2008

El debate del viernes

El viernes será el primer debate entre John McCain y Barack Obama. Ninguno de los dos es un as para los debates, aunque cada uno tiene alguna cualidad que lo puede ayudar a ganar. McCain participó en debates en las elecciones primarias de este año contra los otros pre-candidatos e hizo un buen papel, aunque no hay ninguna frase que él dijera que yo pueda recordar (como sí recuerdo varias de Mike Huckabee). Lo cual es bueno porque, en síntesis, no metió la pata.

Barack Obama tuvo que enfrentarse a varios candidatos más y luego seguir en una ronda de encuentros con Hillary Clinton. En ellos vimos que de la oratoria al debate había un gran trecho y que se enojaba cuando era atacado por los otros, pero su inteligencia es innegable y ha aprendido muy rápido.

McCain puede enojarse (cosa que siempre es mal percibida en un debate y que conduce a errores) y decir algo que le haga perder la cabeza, o sonar demasiado agresivo. Obama puede marear con su retórica o mostrarse distante. Ambos candidatos se han estado preparando en las últimas semanas, aunque el senador por Illinois ha probado ser un excelente alumno y mejoró mucho su desempeño en los últimos debates en los que participó.

Los temas son política exterior y seguridad nacional, que son el "expertise" de McCain, así que está obligado a ganar para probar que es su terreno y que sus críticas hacia Obama son la verdad. Pero si pierde, tendrá problemas para remontar su campaña, pues sus argumentos contra Obama se derrumbarán y es en ellos en que ha construido su campaña, más que en sus proyectos para reformar a Estados Unidos.

Quien crea que Obama y McCain van a hablar de Cuba, Venezuela o cualquier otro tema latinoamericano, quedarán decepcionados. Si acaso, se hablará de México y la rampante inseguridad ocasionada por la corrupción, la impunidad y el narcotráfico, como una excusa para pasar (o no) una reforma migratoria y apuntalar aún más la construcción del muro en la frontera méxico-americana. Pero más bien se hablará de Iraq, Afganistán, Israel (que es un punto débil de Obama), la relación con Europa, Corea del Norte, qué hacer con Rusia y la zona del Cáucaso, que se está volviendo un gran reto geopolítico.

Aunque ahora hay mucha gente que ya decidió por quién votar y que es una elección incluso más reñida que la de hace 4 años (porque el país está muy polarizado desde hace lustros), es muy probable que los indecisos se decanten por uno u otro candidato según su desempeño en esta noche y las otras dos que siguen (7 de octubre en Tennessee y 15 de octubre en Nueva York). Después vendrá el encuentro entre Joe Biden y Sarah Palin, que también será muy interesante, por ver cómo se desempeña ella y si Biden la hace pedazos... o al revés.

Desgraciadamente, será un formato tan cerrado como el de los debates Bush-Kerry, así que no habrá grandes sorpresas. Ojalá que haya claridad en las ideas y que digan alguna frase memorable. Pero de ahí a usar el debate para conocer al "verdadero McCain" o al "Obama real", será una verdadera decepción porque el formato es muy, muy acartonado, precisamente para evitar que la candidatura de alguno se vaya por la borda tras alguna metida de pata aquí (ver las primeras entradas de este blog para un poco de historia sobre los debates presidenciales).

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