viernes, 31 de octubre de 2008

¿Puede ganar John McCain?

Según Karl Rove, sí. Por las siguientes razones:
Todavía hay quienes se resisten a votar por un candidato negro y le mienten a los encuestadores para no pasar por racistas. Algunos creen que Obama es musulmán y tiene lazos con terroristas (no islámicos) como William Ayers. Los votos de los estados del centro y el sur de Estados Unidos suelen ser para el partido republicano y la elección se decide por votos electorales, no populares. Cada estado aporta 3 ó 5 votos electorales, pero son muchos estados. McCain sólo tiene que ganar donde ganó Bush en 2004 y añadir uno o más. En los últimos años los márgenes de victoria han sido muy reducidos. Los sistemas de voto pueden fallar, ya sea a través de computadoras o boletas, como ocurrió en Florida en 2000 y los votos a favor de Obama pueden esfumarse en estados críticos. Se cree que las ciudades grandes votan por los demócratas y los pueblos, por los republicanos. El mapa electoral es mucho más complejo: los suburbios tienen distintas preferencias que no siempre se reflejan en estos cálculos. Sarah Palin, si bien ha sido algo polarizante, ha logrado energizar a los republicanos de bajos ingresos: Joe Sixpackers, las hockey/soccer moms, la clase obrera, los evangelistas y pro-vidas, etc., que dudaban de McCain. Se han introducido iniciativas de ley sobre el matrimonio homosexual en estados indecisos, para que la gente cambie a favor del candidato conservador en el último minuto. Esto le funcionó a George W. Bush en 2004. La teoría dice que el candidato del establishment es el que gana siempre. Aunque haya quienes no estén de acuerdo en todo con McCain o con Palin, los republicanos son más disciplinados y para ellos es peor votar por un “liberal”. La trayectoria personal cuenta, a pesar de los “erráticos” giros que se hayan dado en la campaña. McCain es un moderado y tiene un sólido pasado bipartidista. Tal vez la etiqueta de “rebelde” se haya desgastado, pero ha mostrado un juicio y una entereza que Obama le envidiaría. Aunque el estado de la economía y el descontento con la Administración Bush favorecen a los demócratas, éstos son los peores enemigos de sí mismos y pueden perder la elección. Así ocurrió con Jimmy Carter en 1980 y Michael Dukakis en 1988. Pese a que la intención de voto favorezca a Obama, la elección es un martes, día laborable y la mayoría de los que votarán por él sólo tendrán una hora para hacer fila, votar, comer y volver al trabajo. Para evitarlo, están optando por el “voto temprano”, que es una fecha distinta al día oficial, para quienes el 4 de noviembre no pueden acudir a las urnas. Su fórmula incluye una gobernadora del norte y un senador del sur, respetando el equilibrio político del país, la de Obama, no.

No hay comentarios: